Por Kenneth Rivadeneira
El excandidato a la
Alcaldía de Manaure fue acribillado en su residencia en Riohacha.
El
28 de octubre de 2009 ante cientos de autoridades tradicionales y líderes
wayuu, el odontólogo Luis Alfredo Socarrás Pimienta demostraría que lo suyo era
la lucha por los intereses de las comunidades indígenas. Esa tarde y ante un
cielo nublado le comunicaba a su gente los acuerdos logrados con la
administración municipal, tras varios días de protesta por la programación de
los recursos destinados a los resguardos y cuya manifestación dejó como
resultado una persona mutilada y seis más heridas tras los enfrentamientos con
el escuadrón Móvil Antidisturbios - Esmad.
De
los 12.500 millones de pesos del
resguardo indígena, 9.000 quedaron congelados y la inversión supeditada a unos
acuerdos que se establecieron en nueve puntos. Ya en agosto del mismo año, el
desaparecido dirigente wayuu Luis Socarrás, había participado junto a 2.000
indígenas en el bloqueo a
la carretera Troncal del Caribe para reclamar ante el gobierno de Manaure,
autonomía en el manejo de los recursos de resguardo, protesta que dio origen al
movimiento conocido como Basta ya.
Político y empresario
Luis
Alfredo Socarrás Pimienta, tenía bien claro su proyecto de vida y en esa
definición jugó un papel importante su paso por la Universidad Nacional de
Colombia, donde rápidamente asimiló las ideas socialistas para posteriormente
adaptarlas al contexto político local. En el año 2007 fue candidato a la
Alcaldía de Manaure por el Polo Democrático y aunque no alcanzó los resultados
esperados, prometió seguir en la lucha por un espacio en el panorama político
de Manaure. Incursionó en el sector
privado y como gerente de la IPSI Anouta, rápidamente logró el posicionamiento
y consolidación de la entidad que atiende un amplio sector de la población
indígena.
La muerte
Al
aguerrido profesional wayuu nacido un 20 de noviembre de 1.977 en Riohacha, lo
sorprendió la muerte en su propia casa. Un amigo de Socarrás Pimienta recuerda
que en 2.003 cuando realizaba su año rural en el hospital Armando Pabón López y
luego la coordinación odontológica de la entidad, en más de una oportunidad se
refirió a la muerte como el sacrificio de los líderes con convicción.
Esa
firme determinación de lucha por la causa indígena lo llevó a un debate sobre
la crisis de la salud en el recinto de la Asamblea Departamental, donde públicamente
y con determinación denunció la forma como las IPS indígenas habían sido
permeadas por políticos y en especial por alcaldes y ex funcionarios.
La
noche del 27 de julio de 2010, Luis Socarrás Pimienta –en medio de copias y
manuscritos- daba los últimos ajustes al documento que le serviría como esquema
para las denuncias que al día siguiente haría en el recinto de la duma
departamental.
“Lucho”
como le llamaban sus amigos, acudió al llamado de uno de sus hijos ya que dos sujetos anunciaban que se había
ganado un premio con una empresa de muebles. Él odontólogo solo alcanzó a
pronunciar seis palabras cuando de inmediato dos impactos de pistola nueve
milímetros le perforaron su cuello y parte del cráneo.
Su
última actualización en la red social Facebook ratifica que la Guajira sigue
padeciendo el mismo abandono estatal con diferentes protagonistas: “Qué triste que en el consejo comunal en
Riohacha se nos haya dicho que estábamos en el corazón del Gobierno Nacional y
hoy se le olvide al presidente Uribe que nosotros también tenemos frontera con
Venezuela y que también requerimos de un plan ante el actual conflicto
colombo-venezolano”.
Han
pasado siete años desde esa fatídica noche en que las balas de un sicario
acabaron con la vida de Luis Alfredo Socarras Pimienta en el barrio Buenos
Aires de Riohacha, y sus familiares siguen apegados a la creencia wayuu de que el
espíritu de la víctima se encargue de ajusticiar a los criminales, porque
sencillamente en la justicia terrenal resplandece la impunidad.