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lunes, 31 de julio de 2017

Siete años de impunidad tras el homicidio del odontólogo wayuú Luis Alfredo Socarrás Pimienta


Por Kenneth Rivadeneira



El excandidato a la Alcaldía de Manaure fue acribillado en su residencia en Riohacha.

El 28 de octubre de 2009 ante cientos de autoridades tradicionales y líderes wayuu, el odontólogo Luis Alfredo Socarrás Pimienta demostraría que lo suyo era la lucha por los intereses de las comunidades indígenas. Esa tarde y ante un cielo nublado le comunicaba a su gente los acuerdos logrados con la administración municipal, tras varios días de protesta por la programación de los recursos destinados a los resguardos y cuya manifestación dejó como resultado una persona mutilada y seis más heridas tras los enfrentamientos con el escuadrón Móvil Antidisturbios - Esmad.

De los 12.500 millones de pesos del resguardo indígena, 9.000 quedaron congelados y la inversión supeditada a unos acuerdos que se establecieron en nueve puntos. Ya en agosto del mismo año, el desaparecido dirigente wayuu Luis Socarrás, había participado junto a 2.000 indígenas en el bloqueo a la carretera Troncal del Caribe para reclamar ante el gobierno de Manaure, autonomía en el manejo de los recursos de resguardo, protesta que dio origen al movimiento conocido como Basta ya.


Político y empresario
Luis Alfredo Socarrás Pimienta, tenía bien claro su proyecto de vida y en esa definición jugó un papel importante su paso por la Universidad Nacional de Colombia, donde rápidamente asimiló las ideas socialistas para posteriormente adaptarlas al contexto político local. En el año 2007 fue candidato a la Alcaldía de Manaure por el Polo Democrático y aunque no alcanzó los resultados esperados, prometió seguir en la lucha por un espacio en el panorama político de Manaure.  Incursionó en el sector privado y como gerente de la IPSI Anouta, rápidamente logró el posicionamiento y consolidación de la entidad que atiende un amplio sector de la población indígena.

La muerte
Al aguerrido profesional wayuu nacido un 20 de noviembre de 1.977 en Riohacha, lo sorprendió la muerte en su propia casa. Un amigo de Socarrás Pimienta recuerda que en 2.003 cuando realizaba su año rural en el hospital Armando Pabón López y luego la coordinación odontológica de la entidad, en más de una oportunidad se refirió a la muerte como el sacrificio de los líderes con convicción.

Esa firme determinación de lucha por la causa indígena lo llevó a un debate sobre la crisis de la salud en el recinto de la Asamblea Departamental, donde públicamente y con determinación denunció la forma como las IPS indígenas habían sido permeadas por políticos y en especial por alcaldes y ex funcionarios.

La noche del 27 de julio de 2010, Luis Socarrás Pimienta –en medio de copias y manuscritos- daba los últimos ajustes al documento que le serviría como esquema para las denuncias que al día siguiente haría en el recinto de la duma departamental.
“Lucho” como le llamaban sus amigos, acudió al llamado de uno de sus hijos  ya que dos sujetos anunciaban que se había ganado un premio con una empresa de muebles. Él odontólogo solo alcanzó a pronunciar seis palabras cuando de inmediato dos impactos de pistola nueve milímetros le perforaron su cuello y parte del cráneo.

Su última actualización en la red social Facebook ratifica que la Guajira sigue padeciendo el mismo abandono estatal con diferentes protagonistas: “Qué triste que en el consejo comunal en Riohacha se nos haya dicho que estábamos en el corazón del Gobierno Nacional y hoy se le olvide al presidente Uribe que nosotros también tenemos frontera con Venezuela y que también requerimos de un plan ante el actual conflicto colombo-venezolano”.

Han pasado siete años desde esa fatídica noche en que las balas de un sicario acabaron con la vida de Luis Alfredo Socarras Pimienta en el barrio Buenos Aires de Riohacha, y sus familiares siguen apegados a la creencia wayuu de que el espíritu de la víctima se encargue de ajusticiar a los criminales, porque sencillamente en la justicia terrenal resplandece la impunidad.