Las pacientes abandonaron sus habitaciones y durmieron en sala de espera.
Una mujer fue abordada en su propia casa por individuos vestidos de negro.
La información que venía circulando hace varias semanas y en cuya mayoría de casos dio lugar a burlas y escepticismo, terminó ayer causando un pánico generalizado en el hospital de Manaure, hasta el punto que las pacientes de maternidad y sala de mujeres se negaron a dormir en las habitaciones y por el contrario prefirieron hacerlo en sala de espera arrojando colchonetas al piso.
Diario del Norte llegó hasta el centro asistencial de Manaure y encontró a decenas de pacientes impresionados por la situación que se vive cerca al lugar, donde al parecer en horas de la madrugada se están practicando rituales satánicos. Según, Olga Aguilar -quien lleva tres días hospitalizada a causa de una bronconeumonía- en el sector de la playa un grupo de seis personas vestidas de negro sostenían una extraña reunión. “Cuando regresé a la habitación escuché en la ventana un estremecedor llanto de niño y la voz de una persona adulta, la otra compañera se desmayó de la impresión”, señaló la paciente.
En ese mismo sentido, Glannis Sánchez, auxiliar de enfermería, siente mucho temor por lo que está sucediendo, “quedé alterada cuando escuché el llanto porque a esa hora no estábamos atendiendo ningún trabajo de parto”.
Por su parte el doctor José Almazo, médico de turno, señaló que los signos que presentaban estas personas eran propios de las alteraciones emocionales que sufren los seres humanos cuando se exponen a situaciones de terror. “La mayoría de pacientes se encontraban en Shock nervioso”, precisó el galeno quien dio aviso a la Policía.
Este hecho se suma al de Luzmila Rosado Epieyú, a quien dos sujetos con camisetas negras y armas blancas trataron de ingresar a su casa ubicada frente al la institución educativa Sagrado Corazón, a una cuadra de la playa, pero por fortuna de la joven dos personas con quebrantos de salud que se dirigían a esa hora al hospital, evitaron un episodio trágico. Cuando la Policía llegó al sitio los satánicos ya habían desaparecido.
Desde ese día Luzmila Rosado Epieyú no ha vuelto a su casa y prefirió quedarse con sus padres mientras hacen lo pertinente para alejar al yoluüjá (Diablo) de acuerdo a los usos y costumbres de la etnia wayuu.
TOMADO DE: DIARIO DEL NORTE
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