Como en las épocas del célebre ex procurador regional, Everardo Armenta Alonso, hoy se respira en el departamento cierto clima de expectativa esta vez por cuenta de Pedro Miguel Peinado Royero, director del Cuerpo Técnico de Investigaciones, CTI, en La Guajira.
Y sin caer en el círculo vicioso de los juicios a priori, la gravedad de los anuncios con relación al famoso contrato de los espolones en Riohacha, la granja caprina, la revisión de 25 obras en Maicao, y los hallazgos de Hatonuevo (contrataciones que sobrepasan los 50 mil millones de pesos) ponen en evidencia los errores mayúsculos que en materia de contratación estatal se comenten en nuestro departamento gobierno tras gobierno.
Las afirmaciones de Peinado Royero a la prensa corroboran los monumentales desaciertos. "Se encontró que los animales aportados no eran de raza, que los equipos suministrados estaban incompletos, y que los terrenos donde se iba a construir el proyecto, el corregimiento Barbacoas, en jurisdicción de Riohacha, no eran ni del Departamento ni del contratista, sino de particulares", al referirse a la granja caprina.
"Detectamos que la administración no tenía facultades para contratar el 28 de mayo. Los acuerdos que la autorizaban eran anteriores y posteriores a esa fecha. Una se venció el 14 de mayo y la otra está vigente entre el 10 de junio y el 31 de julio", puntualizó Peinado sobre las investigaciones en Hatonuevo.
De hecho, con relación al famoso proyecto de “Los Espolones” la Procuraduría General de la Nación ya elevó pliego de cargos por desconocer los principios que regulan la contratación estatal y la función administrativa, contra el ex gobernador de La Guajira, José Luís González Crespo, y el secretario de obras públicas –de la época- Javier Figueroa Mejía.
Y aunque algunos de los afectados por las investigaciones de Pedro Miguel Peinado ya empiezan a hablar de un supuesto show publicitario y afán protagónico del funcionario, el mensaje parece ser muy claro para los actuales mandatarios locales: aquella cínica frase de “fresco que aquí no pasa nada”, terminará sepultando políticamente a más de uno.
Seguramente en las próximas semanas seguiremos leyendo en la prensa local más capítulos de esta novela llena de espolones, granjas, estudios, pólizas, facultades vencidas, bibliotecas, etc.
De momento, la percepción infiere que los acontecimientos derivados de la función de tan importante ente investigativo, tiene pensando a la opinión publica de la Guajira que mientras Peinado Royero esté al frente del CTI, por ese “Triángulo de las Bermudas” en que se ha convertido la preclusión, dejarán de pasar muchas investigaciones.
Tranquiliza la actitud del Fiscal General de la Nación, respecto a las investigaciones que se vienen realizando en La Guajira.
Doctor Mario Iguarán usted tiene toda la razón, la plata de las regalías, ¿dónde está que no se ve?
Y sin caer en el círculo vicioso de los juicios a priori, la gravedad de los anuncios con relación al famoso contrato de los espolones en Riohacha, la granja caprina, la revisión de 25 obras en Maicao, y los hallazgos de Hatonuevo (contrataciones que sobrepasan los 50 mil millones de pesos) ponen en evidencia los errores mayúsculos que en materia de contratación estatal se comenten en nuestro departamento gobierno tras gobierno.
Las afirmaciones de Peinado Royero a la prensa corroboran los monumentales desaciertos. "Se encontró que los animales aportados no eran de raza, que los equipos suministrados estaban incompletos, y que los terrenos donde se iba a construir el proyecto, el corregimiento Barbacoas, en jurisdicción de Riohacha, no eran ni del Departamento ni del contratista, sino de particulares", al referirse a la granja caprina.
"Detectamos que la administración no tenía facultades para contratar el 28 de mayo. Los acuerdos que la autorizaban eran anteriores y posteriores a esa fecha. Una se venció el 14 de mayo y la otra está vigente entre el 10 de junio y el 31 de julio", puntualizó Peinado sobre las investigaciones en Hatonuevo.
De hecho, con relación al famoso proyecto de “Los Espolones” la Procuraduría General de la Nación ya elevó pliego de cargos por desconocer los principios que regulan la contratación estatal y la función administrativa, contra el ex gobernador de La Guajira, José Luís González Crespo, y el secretario de obras públicas –de la época- Javier Figueroa Mejía.
Y aunque algunos de los afectados por las investigaciones de Pedro Miguel Peinado ya empiezan a hablar de un supuesto show publicitario y afán protagónico del funcionario, el mensaje parece ser muy claro para los actuales mandatarios locales: aquella cínica frase de “fresco que aquí no pasa nada”, terminará sepultando políticamente a más de uno.
Seguramente en las próximas semanas seguiremos leyendo en la prensa local más capítulos de esta novela llena de espolones, granjas, estudios, pólizas, facultades vencidas, bibliotecas, etc.
De momento, la percepción infiere que los acontecimientos derivados de la función de tan importante ente investigativo, tiene pensando a la opinión publica de la Guajira que mientras Peinado Royero esté al frente del CTI, por ese “Triángulo de las Bermudas” en que se ha convertido la preclusión, dejarán de pasar muchas investigaciones.
Tranquiliza la actitud del Fiscal General de la Nación, respecto a las investigaciones que se vienen realizando en La Guajira.
Doctor Mario Iguarán usted tiene toda la razón, la plata de las regalías, ¿dónde está que no se ve?
Kenneth Rivadeneira Ducand
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