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viernes, 18 de julio de 2008

De la “Mariamulata” a los filibusteros


Por Kenneth Rivadeneira Ducand
El caso de la alcaldesa de Cartagena Judith Pinedo Flórez, refleja claramente la falta de igualdad y efectividad que tanto se le critica a la justicia colombiana. Mientras, la juez sexta administrativa de Neiva, Helena Soto Rojas, consideró que la función de la Defensora Regional del Pueblo en el Huila, y esposa del Alcalde de Aipe, no inhabilitaba al segundo para presentarse en las pasadas elecciones, inexplicablemente el Tribunal Administrativo de Bolívar, en primera instancia declararó nula la elección de la eficiente, y acérrima enemiga de la politiquería y la corrupción, Judith Pinedo Flórez, popularmente conocida como la “Mariamulata”, por una situación similar a la registrada en el Huila.
En diferentes circunstancias pero con la misma ausencia de efectividad, de un plumazo los magistrados del Tribunal guajiro ignoraron la masiva suplantación de electores, la manipulación del cómputo de votos en los formularios E-11, E-14 y E-24, así como la poca claridad en el ejercicio del sufragio de aproximadamente cuatro mil personas que no estaban habilitadas para votar, y el aberrante y descarado trasteo electoral que se registró en Manaure. Según lo denunciado por el médico Jairo Pushaina ante ese Tribunal.
Estas falencias de la justicia son enérgicamente comentadas ,desde su pagina de internet, por el sacerdote jesuita colombiano, Javier Giraldo Moreno, -ex secretario de la Comisión de Justicia y Paz- quien cuestionó el accionar del hoy magistrado del Tribunal Administrativo de La Guajira, Fernando González Carrizosa, cuando ejercía funciones de Procurador Delegado Para la Policía, en 1996. Teniendo como referencia las denuncias sobre irregularidades en los allanamientos a la casa de un líder sindical de la CUT y militante de la Unión Patriótica, en Cali; González Carrizosa, emitió la confirmación de archivo del expediente 139-01718, pese a que Giraldo Moreno denunciara “conductas demasiado graves y sistemáticas lo que les daba una dimensión de crímenes de Derecho Internacional”. A juicio del sacerdote, “nada de esto juzgó el Dr. Fernando González Carrizosa, que ameritaría abrir investigación formal. La norma de la “prescripción” auxiliaba su voluntad de no investigar y echó mano de ella con pasmosa facilidad”.
En el mismo cargo, y en extrañas circunstancias, González Carrizosa sancionó al entonces director del CTI Hernán Gonzalo Jiménez, por presuntas amenazas y actos intimidatorios lo que posteriormente se determinó como una inducción al error por falsedad del denunciante. En esa oportunidad el hoy magistrado se mostró muy “diligente” para investigar y no archivar. Pero, el mismo rigor no se evidenció durante las elecciones para la Gobernación de Antioquia las cuales ganó el presidente Álvaro Uribe Vélez. En ese momento Fabio Valencia Cossio –hoy ministro del interior- denunció la presencia no autorizada del senador Mario Uribe Escobar, “quien estuvo recibiendo la información electoral en aberrante violación de la ley”. Y concluyó “de los hechos fueron testigos presenciales el señor procurador regional doctor Fernando González Carrizosa, los procuradores delegados…” (Libro: El Señor de las Sombras, de Joshep Contreras). No deja de sorprender la prédica jurídica de González Carrizosa, siendo magistrado del Tribunal Contencioso Administrativo de Chocó: “mi trabajo mientras esté aquí en el departamento será trabajar con seriedad y con mística para no hacer política”, “la justicia en Chocó está muy desprestigiada... porque es morosa…porque es corrupta... porque en parte está politizada”. ¿Será que en la Guajira pasa lo mismo?
Solo resta encomendarnos al Consejo de Estado, mientras en Cartagena y Manaure los politiqueros festejan y toman aire para demoler el presupuesto municipal. A propósito de festejos, la imagen del secretario de despacho manaurero emocionado, encabezando una caravana por el fallo que salvó de momento a su jefe, me hizo recordar aquella sabia reflexión del topógrafo Alberto Rivadeneira Mejía:”Como duele tu suerte Manaure, que hayas tenido que ser siempre el escenario de magos y feriantes, pueblo de eterno baile de carnaval y único disfraz de corsos y filibusteros”. Por ahora los filibusteros del siglo XXI gritan a los cuatro vientos que tienen la plata y las relaciones para ir de compras en segunda instancia al “supermercado” de los fallos.

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